domingo, 14 de septiembre de 2014

Cada cual atiende su grado

Las reformas en educación responden, en general, a épocas deslucidas con bajos niveles de aprendizaje y de empobrecimiento cultural. Nadie cambia nada cuando todo viene bien, es cierto. La supresión de los aplazos en las escuelas primarias de la Provincia de Buenos Aires no son sino signos ya evidentes de un proceso de embrutecimiento general. Son los niños que nacieron en "la década ganada". Amén por ellos.
El problema inmediato quedará (como siempre) a cargo de los maestros y sus capacidades en aritmética. (Si un 4 es un 1, entonces un 7...). Pero el problema de fondo surge tan en la superficie que es imposible no ver eso que se presenta tan visible. Las respuestas de los actantes (esos que toman decisiones tras el poder otorgado por el voto popular) no buscan explicaciones a los altos índices de repitencia o fracaso estudiantiles, sino mágicas soluciones que imitan modelos tan disímiles como el de Finlandia. La cosa parece simplificarse en demasía: si tiene 9 años, va a cuarto grado, si tiene 12...


"En general, una mala escuela es una buena escuela. Si los alumnos rompen los tinteros de estaño hay que darles de vidrio, porque romperlos no les hará tanta gracia".



Víktor Shklovski, La tercera fábrica (1926)

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