El problema inmediato quedará (como siempre) a cargo de los maestros y sus capacidades en aritmética. (Si un 4 es un 1, entonces un 7...). Pero el problema de fondo surge tan en la superficie que es imposible no ver eso que se presenta tan visible. Las respuestas de los actantes (esos que toman decisiones tras el poder otorgado por el voto popular) no buscan explicaciones a los altos índices de repitencia o fracaso estudiantiles, sino mágicas soluciones que imitan modelos tan disímiles como el de Finlandia. La cosa parece simplificarse en demasía: si tiene 9 años, va a cuarto grado, si tiene 12...
"En general, una mala escuela es una buena escuela. Si los alumnos rompen los tinteros de estaño hay que darles de vidrio, porque romperlos no les hará tanta gracia".
Víktor Shklovski, La tercera fábrica (1926)
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