lunes, 3 de marzo de 2014
El niño que cambió sus ojos por un sándwich de salame (novena entrega)
Él creía que esa blancoynegra no debía venderse. "Es invaluable”. Ella insistía en que no consentiría sus caprichos sin sentido. La foto no significaba nada, era un papel para vender. Sin embargo, él sentía un apego indecible con la imagen. No se conformaba con una reproducción, él pretendía la original, si la cosa fuera posible. La decisión estaba tomada. Él la miró una última vez, antes de marcharse. Las calles, los carteles, las sombras, las luces. La imposibilidad del niño rezumaba sus ojos. Su respiración se suspendió para contener la impresión. Necesitó a Olivetti para confirmar sus afectos.
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