A pesar de las apáticas campañas electorales, los comicios desataron las mismas antipatías de siempre (los pros, los contras, los indecisos), las mismas poses (obligación VS derecho), las mismas esperas para votar ("qué cola" VS "no había nadie"), y, sobre todo, las mismas prohibiciones dominicales ("hoy no se habla").
La Michetti pidió "por favor" que la votes en los spots. Desde el PRO le dijeron que pasara silbando bajito, todavía no pueden creer que sigan siendo la primera minoría en Capital. Cabandié auspició "correctivos" para todos los "desubicaditos" que no quisieran votarlo. Insaurralde, lejos, el más ganador de la campaña: pase lo que pase, se va con la Cirio a Miami, una suerte tremenda. UNEN acudió a la ininteligibilidad, para confundir a los despistados: es lo más parecido a una reunión de consorcio que se junta, finalmente, para cambiar la cerradura de la puerta de entrada; se odian entre sí (es evidente, se miran con desprecio), pero todos quieren una copia de la llave. Filmus y su voto-lástima: "yo voy a votar a Filmus, pobre". Massa y una sonrisa de temer (cuidado, si algo no le cabe, te "caga a trompadas"). De Narváez (sus crímenes y su castigo) y un Dostoievski que se retuerce. El FIT, ese conglomerado de zurdos ("todos troskos"); qué decir. El Frente Progresista insistió con Stolbizer (abrí los ojos, por favor) y con Binner (¿una sonrisa, un movimiento de cintura?).
Entre tanto, los presidentes de mesa te enganchan un troqueladito (difícil de cortar, che) que nadie sabe dónde meter...
domingo, 27 de octubre de 2013
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