Si no es por un grupo de adolescentes post-viaje de egresados que juega a la revolución y convierte la Facultad de Filosofía y Letras en un reality show bajo la modalidad piyama-party, algún tarado, que todavía no aprendió a respetar fechas de exámenes, llama desde el locutorio de enfrente y dice “hay una bomba”, para luego regocijarse perversamente viendo cómo 500 alumnos, docentes y no-docentes se acumulan sobre Puán y esperan que la policía, los bomberos y los perritos den una vueltita por los pasillos de la Facultad vacía.
Para qué sirve una amenaza de bomba:
- Para alertar a la gente y posibilitar que se retire de un lugar donde se colocó un aparato explosivo. En este caso, el terrorista es bueno y no quiere que nadie salga lastimado.
- Para causar alarma, pánico y obtener determinados beneficios bajo extorsión. En este caso, muy probablemente, la gente del Cefyl sea la responsable, siempre y cuando pertenezca al PO.
- Para sentir el poder. En este caso, se trata de enfermos que requieren tratamiento psicológico.
- Para hacer una broma. En este caso, no hay remedio.
- La quinta y última, ya mencionada, es para evitar reprobar un examen. En este caso, se ruega al "terrorista" abandonar sus estudios y enfrentar a su padre, madre o tutor.
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