La tienda de libros (decir "librería" sería un exceso) Yenny recluta, para estas fechas de álgidas ventas, vendedores (bah, personas que enfrentan las ansias de los compradores, a decir verdad) que, como es de esperar, nada conocen sobre los libros de literatura, cine o arte que la tienda ofrece, además de puntos eXtra para cambiar por bagatelas de cuarta. Lo siguiente aconteció, inevitablemente, mientras realizaba mis últimas compras navideñas:-¿Qué tal?- digo cortésmente, aunque algo expeditivo, ante la mirada estupefacta de un púber uniformado. -Estoy buscando el último de Vargas Llosa- explico.
-Perdón... ¿cuál?- esboza el vendedor.
-El-último-de-Vargas-Llosa- articulo mejor, mi modulación no es evidente, reflexiono.
-Me mataste- responde. Claro, para alguien nuevo tampoco es evidente cuál es la última novela del escritor peruano.
-Yo tampoco recuerdo el título, pero debería estar exhibido, es una novela relativamente nueva- comento, como para distender los nervios del vendedor. A fin de cuentas, no era grave el asunto.
-Lo busco en la computadora...- propone. Acepto, aunque la situación ya comenzaba a perturbarme. -¿Cómo era el nombre...?- me pregunta con voz entrecortada, el sujeto que vestía una chomba de la tienda.
-Vargas Llosa, Premio Nobel- ya sin paciencia.
-Me lo vas a tener que deletrear- farfulla.
-¡Vargas Losa!- vocifero.
-¿Con v corta o con b larga?
Todo finaliza con un "muchas gracias muchas gracias", decidido a continuar por mi cuenta. Finalmente tomo El sueño del celta y me dirijo hacia la caja, para pagar y ser beneficiado con mis puntos eXtra.
A fin de cuentas, la culpa no es del chancho sino de quien lo contrata.
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