sábado, 29 de mayo de 2010

Yo quiero mi basmati

Nuestra presidente jura y rejura que no "hubo ni habrá" ninguna restricción a las importaciones. Sin embargo, (dicen por allí que) neumáticos y disyuntores, textiles, cubiertos y alimentos comienzan a escasear...
Yo no comparto la estúpida postura (falaz) de creer que al prohibir la importación de productos de calidad se fomentará la industria y la producción nacional. No obstante, debo confesar que me agradaría ver en las góndolas nuestras de cada día algún producto argentino digno de ser cargado en las bolsas de mi hogar. Me placería también que nuestros dirigentes tomen medidas para incentivar a nuestros productores a producir camemberts con sabor a algo y pastas secas que se deleiten al ser servidas, alguna mostaza que no tenga el color verde de la paleta del Paint (Inicio-Programas-Accesorios-Paint). No olvidemos que muchos de los productos importados (caros, carísimos) que consumimos los porteños de buen paladar, no son más que productos populares y de poco costo del viejo continente o, en el mejor de los casos, alguna segunda línea de una marca líder de alimentos europea.
Me gustaría, sí, que estos productos europeizantes abandonen mis alacenas y se reemplacen por algunos más australes, pesificados y accecibles a cualquier bolsillo de buena culinarĭusSi esto es mucho pedir, les ruego, al menos, no me saquen el basmati.

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